Una piedra en el camino hacia el Índico

Mombasa, 22 de septiembre

Tenemos otra teoría de por qué el tren lunático se llama así. Los saltos que se dan en vertical en los compartimentos de este tren son tan grandes que con uno de ellos se puede llegar hasta la luna. En serio, que es digno de verse y vivirse. Que un tren tenga cierta oscilación en horizontal es normal, pero que demos unos botes en vertical tan grandes que en más de un momento hayamos pensado que el tren podría descarrilar no es tan común.

A las 7,30 de la mañana la chica del vagón restaurante nos despertaba para que fuéramos a desayunar. Del desayuno lo más destacable fue una especie de zumo de Kiwi y menta buenísimo. De ahí esperábamos tener algo de retraso ya que salimos de Nairobi con 2 horas y media de retraso, pero no llegamos hasta Mombasa hasta las 14 de la tarde, 5 horas más tarde de lo esperado. Una pena porque este viaje en el tren nos ha comido más de medio día de playa.

Según llegamos acordamos con un taxista que nos llevara a la estación de autobuses a por nuestros billetes y de ahí a Diani donde habíamos cogido nuestro apartamento. La estación de autobuses estaba relativamente cerca y no nos fue difícil sacar nuestros billetes de vuelta para Nairobi el lunes a las 10 de la mañana. Hay muchas compañías que hacen el trayecto, y elegir una u otra depende más de lo que queramos gastarnos y del tiempo que queramos estar en el autobús. Nuestro bus tarda unas 8 horas en llegar a la capital y su precio es de 1300 chelines por cabeza, unos 13 euros.

De la estación ya con los billetes en la mano nos hemos dirigido hacia Diani. Para salir de Mombasa es necesario coger un ferry que es gratuito y que te cruza al otro lado de la bahía. La verdad es que una vez fuera de lo que es Mombasa y camino de Diani, las primeras impresiones no son del todo buenas. Muchas chabolas, basura en los laterales de las carreteras y en general un panorama bastante desolador para lo que se supone que son unas playas excelentes.

Todo esto cambia cuando se llega a Diani Beach Road y  se empiezan a ver los resorts de lujo para los turistas, los centros comerciales con locales donde comer y los pequeños puestos de artesanía en los laterales de la carretera. Aunque todo hay que decirlo, nuestra llegada fue bastante accidentada. Nadie conocía nuestros apartamentos, debían de ser nuevos nos decían, así que tuvimos que pedir a nuestro taxista un lugar donde hubiera Internet para comprobar la dirección. Cual fue nuestra desilusión, al ver que la petición a través de airbnb había caducado ya que el dueño no había aceptado en 24 horas nuestra solicitud.

Así que nos encontrábamos en Diani Beach a las 16 de la tarde sin alojamiento, sin haber comido, cansados y empezando a oler bastante mal después de 24 horas casi de viaje. Pedimos a nuestro conductor que nos llevara a algún alojamiento barato que estuviera bien y dicho y hecho, en 5 minutos estábamos en unos bungalows supongo que similares al que habíamos cogido pero un poco más caro, 9000 chelines la noche, unos 90 euros.

Eso sí, a cambio teníamos tres habitaciones, dos baños, salón, cocina y un porche con vistas al mar sólo para nosotros. Aceptamos aunque tan sólo fuera por tener la playa bajando las escaleras. Una vez acomodados nos fuimos a comer unas deliciosas hamburguesas al centro comercial que tenemos a cinco minutos andando y a comprar algo de comer para no perder el día de playa de mañana.

A las 18,30, y ya con el sol cayendo, nos fuimos corriendo a probar el Índico. La playa es totalmente paradisíaca, arena fina y blanca, cocoteros y palmeras a escasos metros, cangrejos campando a sus anchas y un agua, que pese a ser un océano, tenía una temperatura excelente.

Después de nuestro primer baño y paseo por la playa hasta el anochecer, decidimos volver al bungalow a ducharnos y descansar. Javi se metió a las 20,30 de la tarde en la cama, y Diana y Encarna un poco más tarde. Olga y yo decidimos salir a dar una vuelta para explorar un poco la zona. Encontramos algunos pubs con bastante ambiente, que posiblemente visitemos mañana por la noche.

Nuestra intención mañana es levantarnos a las 5,30 de la mañana para poder ver el amanecer en el Índico, el resto del día lo pasaremos disfrutando de estas maravillosas playas a las que hemos llegado. Poco a poco nuestros días en Kenia se están agotando.