jueves, 20 de septiembre de 2012

Entre rinocerontes en el lago Nakuru

Nakuru, 17 de septiembre
El día amaneció una vez más a las 7 de la mañana. Después de nuestro desayuno Keniata de salchicha y dos huevos con café y Malarone pusimos rumbo hacia el lago Nakuru. Nos despedimos Nanyaki y del Monte Kenia. Teníamos 5 horas de camino, pero por suerte, había dos paradas en el camino.
La carretera era muy buena hasta que Paul quiso coger un atajo para ahorrarnos 30 kilómetros yendo por algo similar a una pista forestal. Diana y yo, que éramos los que íbamos atrás del todo fuimos los que más lo sufrimos. Los baches eran tan pronunciados que en más de un momento dimos con la cabeza en el techo y nuestras piernas volaban. Por suerte este atajo no duró más de 15 minutos, si no, hubiéramos acabado echando la salchicha y el huevo.
A las 10,30 llegamos a las cataratas Thompson, un lugar que estaba fuera de nuestro circuito de primeras y que es realmente recomendable como parada entre Monte Kenia y Nakuru. Las cataratas Thompson son las más altas de todo Kenia y merecen mucho la pena. En el interior del recinto, algún vendedor y gente vestida de tribus que te querían cobrar por una fotografía. Javi de repente se vió con dos camaleones encima de él por lo que le pedían 200 chelines (unos 2 euros) que por supuesto no pagó.



Después de estirar un poco las piernas en las cataratas, nos dirigimos directamente hacia Nakuru, pero por el camino tuvimos otra parada que no esperábamos. En lo alto de una montaña paramos en un mirador donde podíamos ver la inmensidad del valle del Rift. Javi nos explicó como las dos placas se iban separando unos centímetros cada año y hundiéndose y cómo se había formado con dibujos explicativos y todo. Al parecer este valle se extiende por más de 9600 kilómetros a largo de África.
Poco antes de la 13 de la tarde llegamos a Nakuru. Allí Paul nos dijo que teníamos dos opciones de alojamiento, una de 1000 chelines (10 euros) y otra de 1500. Al final decidimos quedarnos con la de 1500 ya que la diferencia era muchísima. Después de comer en el hotel, esta vez pescado con espaguetis, chapati y verduras cocidas, teníamos un paseo por el lago Nakuru.
En la entrada del lago ya varios monos nos esperaban, pero Paul nos pidió que no saliéramos de la furgoneta ya que eran un poco agresivos. El parque nacional de Nakuru nos ha sorprendido mucho, pensábamos que aquí solo veríamos pájaros y rinocerontes, pero aparte había muchos más animales y las vistas eran espectaculares.
Nada más entrar el día se nubló y empezó a llover, pero como íbamos dentro de la furgoneta tampoco nos mojábamos. El camino discurre a orillas del lago y, debido a que está acabando la época de lluvias en ciertos tramos hemos tenido que meter la furgoneta literalmente dentro del agua. Lo primero que vimos fueron algunos antílopes y al fondo los pelícanos y flamencos. En cierto modo los flamencos nos decepcionaron, no había tantos ni eran tan rosas, pero los pelícanos suplieron la decepción. Se movían en bandadas que recordaban a las típicas galeras.
De ahí la siguiente parada fueron dos rinocerontes blancos que tuvimos a menos de 20 metros. Son enormes, y al parecer difíciles de ver, ya que están en peligro de extinción. Los rinocerontes blancos realmente no son blancos, son grises como los otros. En sus origenes, cuando los primeros ingleses llegaron a estas tierras y vieron al rinoceronte blanco dijeron que era "Wide" es decir ancho, ya que su boca y cabeza son más anchas que las de los rinocerontes negros, pero la gente de aquí entendió "white" blancos, y de ahí su nombre. Estos dos enormes bichos estaban pastando tan tranquilamente delante de nosotros. Nuestro guía llamó al resto para que pudieran verlos de cerca y en unos minutos 4 furgonetas estaban allí.
De los rinocerontes pasamos a ver antílopes de distintos tipos, cebras, búfalos y monos. A medio camino dos chacales intentaron dar caza a algún pájaro o gacela, pero les salió mal. De ahí subimos a lo alto de una montaña donde pudimos ver una panorámica general del lago Nakuru. Este parque nos ha encantado, no esperábamos gran cosa de él y entre el paisaje y los animales, nos ha dejado muy sorprendidos.
La noche iba cayendo y teníamos que dar la vuelta al lago completa. A última hora dentro de la furgoneta ya hacía bastante frío y Paul iba rápido para poder salir. Poco antes de salir vimos nuestra primera hiena, que de lejos casi parecía un osezno por como se movía. La verdad es que se la veía muy bien alimentada y era bastante bonita. Quién diría que son el segundo depredador de Kenia después del León y que sus mandíbulas son las más poderosas que las de los cocodrilos, preparadas para despedazar hasta huesos de animales.
De vuelta al hotel, una ducha de agua caliente para recuperar la temperatura. Javi no esperaba que la ducha iba a ser tan eléctrica y es que al parecer nuestra alcachofa calienta el agua conectada a un aparato enchufado a la red y hacía contacto. Total que cada vez que tocaba el grifo le daba calambrazo. Encarna también probó el chispazo de la ducha. El resto ya avisados nos duchamos en la otra habitación.
Entre que nos levantamos a las 6,30 de la mañana y que estamos todo el día fuera, la verdad es que a las 22 de la noche estamos todos agotados, y después de estar un poco en la habitación hablando decidimos irnos a dormir. Al día siguiente nos íbamos por fin al Masai Mara, donde esperamos poder ver los leones.

2 comentarios:

  1. Jambo chic@s, qué bonito todo! Madre que envidia y la verdad tenéis buen aspecto. Seguid disfrutando y compartiendo esas maravillosas fotos y comentarios con vuestros followers. ('_*) besitos muacccc

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  2. jajajaj, y la hiena no os ha pedido el facebook?? Alf, espero que me cuentes cuales eran esas maravillosas prestaciones que tenia la habitación mas cara...espero que sigas siendo el mismo niño rata que abandonó los campos de castilla para ir a ver mundo

    Mabel

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